Durante el reinado del rey David, la organización del ejército fue fundamental para la defensa y administración del reino. Benaía, el hijo de Joiada, un líder de la tribu de Efraín, fue asignado para comandar la décima división del ejército, que servía durante el mes décimo. Cada división estaba compuesta por 24,000 hombres, lo que demuestra la significativa fuerza disponible para el rey. Este sistema permitía una rotación del servicio, asegurando que ningún grupo estuviera sobrecargado. Además, garantizaba que el ejército siempre estuviera preparado para responder a amenazas, manteniendo la paz y la estabilidad dentro del reino. La tribu de Efraín, conocida por su fortaleza y valentía, contribuyó al liderazgo y efectividad de esta división. Este enfoque estructurado del servicio militar refleja la sabiduría y previsión de la administración de David, fomentando un sentido de deber y cooperación entre las tribus de Israel. Tal organización no solo protegía a la nación, sino que también reforzaba la unidad y la identidad colectiva del pueblo.
El jefe de la décima división, para el mes décimo, era Benaía, hijo de Joiada, de los hijos de los sacerdotes; y en su división estaban veinticuatro mil.
1 Crónicas 27:14
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