La sabiduría divina de Dios establece un plan que contrasta notablemente con la comprensión humana. El mundo, a pesar de su vasto conocimiento e intelecto, no logró reconocer a Dios a través de su propia sabiduría. En lugar de utilizar la lógica o la filosofía humanas, Dios decidió revelarse a través de lo que el mundo podría considerar como necedad: el mensaje simple del evangelio. Este mensaje, centrado en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, es el medio por el cual Dios ofrece salvación. Es un recordatorio de que la fe, en lugar de la sabiduría humana, es la clave para conocer a Dios. Este enfoque subraya la humildad necesaria para aceptar el regalo de gracia de Dios, ya que desafía el orgullo a menudo asociado con el intelecto humano. Al abrazar el evangelio, los creyentes reconocen que la verdadera sabiduría proviene de Dios y que Sus caminos, aunque a veces misteriosos, conducen a la vida eterna. Este pasaje anima a los cristianos a confiar en el plan de Dios y a compartir el mensaje de Cristo con valentía, a pesar de cómo pueda ser percibido por el mundo.
Porque, ya que en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
1 Corintios 1:21
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