En el contexto de la adoración comunitaria, mantener el orden y asegurar que todos se beneficien del servicio es fundamental. Hablar en lenguas es un don espiritual que puede enriquecer la adoración, pero requiere interpretación para que la congregación pueda entender y ser edificada. Sin un intérprete, se aconseja al hablante que permanezca en silencio durante el servicio, enfocándose en la comunicación personal con Dios. Este enfoque previene la confusión y asegura que el servicio de adoración siga siendo inclusivo y significativo para todos los participantes. La guía subraya la importancia de la edificación, el respeto mutuo y la unidad dentro de la comunidad de la iglesia. Al priorizar la claridad y la comprensión, la congregación puede crecer junta en fe y amor, reflejando la armonía y la paz que son centrales en la comunión cristiana. Este principio de adoración ordenada es un recordatorio de la importancia de considerar las necesidades de los demás y fomentar un ambiente donde todos puedan participar y ser edificados.
Pero si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.
1 Corintios 14:28
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