Pablo utiliza la analogía de las semillas para ilustrar la resurrección de los muertos, enfatizando el papel de Dios en dar vida y forma. Así como una semilla se transforma en una planta, cada una con su propio cuerpo distintivo, Dios tiene el poder de transformar y dar nueva vida. Esta analogía asegura a los creyentes sobre la resurrección, donde Dios proporcionará un nuevo cuerpo glorificado. Subraya el orden y propósito divinos en la creación, donde cada semilla y ser vivo tiene un diseño y función específicos determinados por Dios. Esto refleja el tema más amplio de la resurrección y la nueva vida que se encuentra en el capítulo, ofreciendo esperanza y seguridad del plan final de Dios para la humanidad. El versículo invita a reflexionar sobre la diversidad y complejidad de la creación, alentando la confianza en la sabiduría de Dios y la promesa de transformación y renovación.
Pero Dios le da el cuerpo como él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo.
1 Corintios 15:38
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