En este pasaje, la metáfora de un constructor cuya obra es probada por fuego ilustra la evaluación de nuestras acciones y esfuerzos en la vida. El fuego representa pruebas o juicio divino que revelan la verdadera calidad de nuestras acciones. Si nuestras obras no están construidas sobre la base de Cristo y no resisten la prueba, serán 'quemadas', lo que significa una pérdida de recompensa o reconocimiento. Sin embargo, el constructor, simbolizando al creyente, será salvo, aunque de manera estrecha, como si escapara a través de las llamas. Esto subraya el concepto de salvación por gracia, no por obras. Asegura a los creyentes que, incluso si sus esfuerzos son insuficientes, su salvación permanece segura en Cristo. La imagen de escapar a través de las llamas sugiere un escape justo, enfatizando la importancia de alinear la vida y las obras con los propósitos de Dios. Este pasaje anima a los creyentes a construir sus vidas sobre la sólida base de la fe en Cristo, asegurando que sus esfuerzos tengan un valor duradero a los ojos de Dios.
Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida; si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
1 Corintios 3:15
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