En el sexto capítulo, Pablo aborda la vergonzosa práctica de los creyentes que llevan sus disputas legales ante los tribunales seculares. Él cuestiona la sabiduría de esta acción, recordando a los corintios que los santos juzgarán al mundo y que deberían resolver sus conflictos internamente. Además, Pablo trata nuevamente el tema de la inmoralidad, advirtiendo que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Este capítulo es un llamado a la reflexión sobre la identidad del creyente y su llamado a vivir de manera que refleje la justicia y la santidad de Dios. Pablo enfatiza que los creyentes han sido lavados, santificados y justificados en el nombre del Señor, lo que debe influir en su conducta diaria.
1 Corintios capítulo 6
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