En este momento dramático, Elías prepara un sacrificio a Dios de una manera que parece contraria a la lógica. Al empapar la leña y la ofrenda con agua, hace que sea humanamente imposible que el fuego se encienda. Este acto de fe está destinado a demostrar el poder de Dios de una manera milagrosa. La confianza de Elías en la capacidad de Dios para enviar fuego del cielo es un desafío audaz a los profetas de Baal y un llamado al pueblo de Israel para que atestigüe el verdadero poder del Señor. El agua simboliza la purificación y la limpieza de creencias falsas, invitando a la gente a renovar su fe en Dios. Las acciones de Elías nos recuerdan que la fe a menudo requiere que confiemos en el poder de Dios más allá de nuestra comprensión y que creamos en Su capacidad para superar cualquier obstáculo. La historia anima a los creyentes a confiar en la fuerza de Dios y a ser testigos de Su gloria en sus vidas, incluso cuando las circunstancias parecen imposibles. Es un llamado a la fe y un recordatorio de la soberanía y el poder de Dios.
Y arregló la leña, y cortó el toro en piezas, y lo puso sobre la leña, y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadlo sobre el holocausto y sobre la leña.
1 Reyes 18:33
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