La narrativa se desarrolla con dos mujeres que viven en la misma casa, cada una habiendo dado a luz a un niño. Una noche, ocurre una tragedia cuando el bebé de una de las mujeres muere porque ella accidentalmente se gira sobre él mientras duerme. Este doloroso evento lleva a una disputa entre las dos mujeres, ya que la madre en duelo cambia a su hijo fallecido por el que está vivo. La situación se intensifica hasta llegar a la corte del rey Salomón, donde se le encarga determinar quién es la verdadera madre del niño sobreviviente. Esta historia es conocida por la sabiduría de Salomón, quien propone una solución dramática para revelar a la verdadera madre. El versículo sirve como un recordatorio conmovedor de la fragilidad de la vida y del profundo amor que una madre tiene por su hijo. También prepara el escenario para una demostración de la sabiduría divina, ilustrando cómo la comprensión y la perspicacia pueden resolver incluso los conflictos humanos más desafiantes. La historia anima a los creyentes a buscar sabiduría y justicia en sus propias vidas, confiando en que la verdad prevalecerá en última instancia.
Y esta mujer dijo: ¡Ay, señor mío! Yo y esta mujer habitamos en una misma casa; y yo di a luz en casa con ella.
1 Reyes 3:19
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