Durante el reinado del rey Salomón, el reino de Israel se dividió en doce distritos, cada uno supervisado por un gobernador encargado de suministrar provisiones a la casa del rey durante un mes al año. Ben-Hesed fue uno de estos gobernadores, encargado de gestionar el distrito de Arubot, que incluía las localidades de Soco y la tierra de Hefer. Esta estructura administrativa formaba parte de la estrategia de Salomón para mantener un reino bien organizado y próspero, asegurando que los recursos se distribuyeran y gestionaran de manera efectiva.
La designación de gobernadores regionales como Ben-Hesed demuestra la sabiduría de Salomón en la gobernanza, permitiendo un liderazgo local y responsabilidad. Este sistema no solo facilitó el funcionamiento eficiente del reino, sino que también ayudó a mantener la paz y la estabilidad. Al delegar autoridad, Salomón podía concentrarse en asuntos nacionales e internacionales más amplios, confiando en que sus gobernadores manejaran sus respectivas regiones. Este versículo destaca la importancia del liderazgo estructurado y el papel de los funcionarios de confianza en el apoyo a una administración exitosa.