Enfrentar desafíos abrumadores puede ser desalentador, pero Judas enseña la importancia de recordar las victorias pasadas otorgadas por Dios. Al orar, no solo busca ayuda, sino que también reafirma su fe en el poder divino. Esta confianza en Dios es un acto de humildad y reconocimiento de que, aunque las fuerzas terrenales puedan parecer invencibles, la intervención divina puede cambiar cualquier situación. La oración de Judas es un modelo para nosotros, mostrando que al enfrentar nuestras propias batallas, podemos recurrir a nuestra fe y recordar que Dios ha estado presente en nuestras vidas, brindando ayuda en momentos críticos. Esta perspectiva no solo nos fortalece, sino que nos invita a ser testigos de la fidelidad continua de Dios, alentándonos a mantener la esperanza y la perseverancia.
Al ver Judas que el ejército avanzaba para atacarlo, oró diciendo: «Bendito eres tú, Salvador de Israel, que quebrantaste el ímpetu del poderoso por mano de tu siervo David y entregaste el campamento de los filisteos en manos de Jonatán, hijo de Saúl, y de su escudero.
1 Macabeos 4:30
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