En su discurso al pueblo de Israel, Samuel subraya el papel fundamental que Dios desempeñó en su historia al nombrar a Moisés y Aarón como líderes. Este recordatorio es significativo, ya que señala la intervención directa de Dios en la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto. Al resaltar esta acción divina, Samuel insta al pueblo a recordar que su libertad y su identidad como nación están arraigadas en las acciones de Dios. Esta referencia histórica sirve como base para que los israelitas confíen en el liderazgo y la provisión continua de Dios.
El mensaje de Samuel no es solo un recuento de eventos pasados, sino un llamado a reconocer la soberanía y la fidelidad de Dios. Es una invitación a los israelitas a permanecer comprometidos con Dios, quien los ha guiado y protegido de manera constante. Esta reflexión sobre el liderazgo divino está destinada a inspirar confianza y fe en los planes de Dios, animando al pueblo a mantenerse fiel a su pacto con Él. Las palabras de Samuel recuerdan a los creyentes la importancia de recordar las obras pasadas de Dios como fuente de fortaleza y seguridad para el futuro.