Samuel, el profeta, está en una misión para ungir al próximo rey de Israel, ya que Dios ha rechazado a Saúl. Visita la casa de Isaí, donde este presenta a sus hijos. Sin embargo, Dios no elige a ninguno de los hijos que se presentan inicialmente. Cuando Samuel pregunta si hay otros hijos, Isaí menciona al menor, David, que está cuidando ovejas. La insistencia de Samuel en ver a David subraya un tema clave en la Biblia: Dios a menudo elige a los improbables y pasados por alto para cumplir Sus propósitos. Esta narrativa enseña que Dios valora las cualidades del corazón sobre las apariencias externas o el estatus social. David, aunque joven y aparentemente insignificante, es elegido por Dios para un gran propósito. Esta historia nos anima a reconocer que Dios ve potencial en todos, y que nuestras circunstancias actuales no limitan lo que podemos lograr con fe y dedicación. También sirve como un recordatorio para mirar más allá de la superficie y apreciar las cualidades internas que Dios valora.
Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Han terminado los jóvenes? Y él respondió: Aún queda el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía a buscarle, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.
1 Samuel 16:11
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