David se encuentra en una posición complicada, habiendo salvado recientemente a la ciudad de Keila de los filisteos. A pesar de sus buenas acciones, es consciente de la amenaza que representa el rey Saúl, quien lo persigue. En este contexto, David se dirige a Dios en busca de orientación, preguntando si los habitantes de Keila lo traicionarán entregándolo a Saúl. La respuesta de Dios es clara y directa: los ciudadanos efectivamente entregarán a David y a sus hombres. Esta interacción enfatiza la importancia de buscar el consejo de Dios en tiempos difíciles. Enseña a los creyentes sobre la imprevisibilidad de la lealtad humana y la necesidad de depender de la sabiduría y protección divina. Aun cuando la respuesta de Dios no sea la que deseamos, es fundamental confiar en Su plan y seguir buscando Su guía. Este pasaje también refleja el tema más amplio de la omnisciencia de Dios y la necesidad de fe en Su plan general, incluso cuando enfrentamos posibles traiciones o peligros. La dependencia de David en Dios sirve como un modelo para los creyentes, ilustrando la fortaleza y claridad que provienen de la guía divina.
Y dijo David: ¿Me entregarán los de Keila en mi mano? ¿Saldrá Saúl como yo he oído? Jehová, Dios de Israel, te ruego que me lo declares. Y Jehová dijo: Te entregarán.
1 Samuel 23:12
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