En este pasaje, Dios llama a Samuel, un joven que sirve bajo Eli, el sacerdote. Samuel escucha su nombre y asume que es Eli quien lo llama, ya que aún no está familiarizado con la voz del Señor. Este momento es significativo porque ilustra cómo Dios a menudo se comunica con nosotros de maneras que podríamos no esperar o reconocer al principio. La respuesta inmediata de Samuel, creyendo que es Eli quien lo llama, muestra su disposición para servir y su respeto por la autoridad. La respuesta de Eli, al decirle que no lo llamó y que regrese a acostarse, refleja la necesidad de paciencia y discernimiento. La guía de Eli es crucial, ya que eventualmente ayuda a Samuel a darse cuenta de que es Dios quien lo llama. Esta historia nos anima a estar atentos y abiertos a la voz de Dios, incluso cuando llega de maneras que no anticipamos. Nos recuerda la importancia de los mentores espirituales que pueden ayudarnos a discernir el llamado de Dios en nuestras vidas. Al ser receptivos y responder, como Samuel, podemos comprender y seguir mejor el camino que Dios ha trazado para nosotros.
Y volviendo Jehová a llamar la segunda vez a Samuel. Y levantándose Samuel, fue a Eli, y dijo: Heme aquí, ¿para qué me has llamado? Y Eli le dijo: Yo no te he llamado, hijo mío; vuelve y acuéstate. Y él se fue y se acostó.
1 Samuel 3:6
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