En este momento, Saúl y su siervo están en una búsqueda para encontrar unos burros perdidos, pero su viaje toma un giro inesperado cuando se encuentran con Samuel. Este encuentro no es una mera coincidencia, sino una cita divina orquestada por Dios. Samuel, un respetado profeta y juez, se dirige a un lugar alto, un sitio dedicado a la adoración y el sacrificio. Este escenario subraya la importancia del liderazgo espiritual y la guía en la historia de Israel.
La reunión entre Saúl y Samuel es fundamental, ya que conduce a la unción de Saúl como el primer rey de Israel. Refleja cómo Dios a menudo trabaja a través de circunstancias ordinarias para lograr Sus propósitos extraordinarios. El viaje de Saúl, inicialmente enfocado en una tarea mundana, se convierte en el punto de partida de su destino real. Este pasaje anima a los creyentes a reconocer la mano de Dios en sus vidas, incluso en eventos aparentemente ordinarios, y a confiar en Su plan mayor.