En el vigésimo segundo capítulo de 2 Crónicas, Ocozías, el hijo de Joram, asume el trono de Judá. Al igual que su padre, Ocozías sigue los caminos de la maldad, influenciado por su madre, Atalía, quien promueve la adoración a Baal. Su reinado es breve y está marcado por la desobediencia a Dios. Ocozías se alía con el rey de Israel, lo que lo lleva a participar en la guerra contra Siria. Sin embargo, su falta de fe y su compromiso con la idolatría lo conducen a la muerte. Este capítulo ilustra cómo las decisiones de los líderes pueden tener consecuencias devastadoras para la nación. La historia de Ocozías es un recordatorio de la importancia de elegir sabiamente las influencias en nuestras vidas y la necesidad de permanecer fieles a Dios en medio de la adversidad.
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