En la construcción del Templo de Salomón, el estanque, también conocido como el 'Mar', era una característica significativa. Su grosor, descrito como de un palmo, sugiere una estructura robusta y resistente, asegurando que pudiera soportar las exigencias de los rituales del templo. El borde, elaborado para parecerse a una flor de lirio, apunta a la belleza estética y el diseño intrincado que caracterizaban los muebles del templo. Este detalle artístico no solo tenía un propósito decorativo, sino que también simbolizaba pureza y nuevos comienzos, temas a menudo asociados con los lirios en la literatura bíblica.
La capacidad del estanque para contener tres mil baticos es un testimonio de su inmenso tamaño y funcionalidad. En el contexto de las actividades del templo, un reservorio de agua tan grande habría sido esencial para los ritos de purificación y otros lavados ceremoniales realizados por los sacerdotes. Esta mezcla de practicidad y belleza en el diseño del templo refleja la importancia que se le daba a la adoración y a la presencia divina. Sirve como un recordatorio de la dedicación y reverencia necesarias al acercarse a Dios, enfatizando que tanto los aspectos físicos como espirituales de la adoración están entrelazados.