En tiempos de agitación e incertidumbre, el sacerdote Joiada orquesta un momento crucial al presentar a Joás, el heredero legítimo al trono, y coronarlo como rey. Este acto no es solo una maniobra política, sino una acción profundamente espiritual que simboliza la restauración del liderazgo elegido por Dios sobre Israel. Al presentar a Joás una copia del pacto, Joiada enfatiza la importancia de gobernar de acuerdo con las leyes y promesas divinas. La unción de Joás significa la bendición y aprobación de Dios, marcándolo como el rey legítimo. La respuesta del pueblo, aplaudiendo y gritando "¡Viva el rey!", refleja su alivio y alegría por el regreso de un liderazgo justo. Este evento resalta los temas de la providencia divina, la importancia de la fidelidad al pacto y la esperanza de un futuro guiado por los principios de Dios. Sirve como recordatorio de que incluso en tiempos de oscuridad, los planes de Dios para la justicia y la rectitud prevalecen, trayendo esperanza y renovación a su pueblo.
Y sacó a los príncipes y a todo el pueblo, y les mostró al rey, y le pusieron la corona, y le dieron el testimonio; y lo ungieron rey, y aplaudió todo el pueblo y dijo: ¡Viva el rey!
2 Reyes 11:12
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