En un tiempo de gran peligro y agitación, Josabet, miembro de la familia real, tomó una decisión audaz para proteger a su sobrino, Joás. Atalía, que buscaba el poder, estaba decidida a eliminar a todos los posibles rivales, incluidos los jóvenes príncipes. Las acciones de Josabet no solo reflejaron lealtad familiar, sino que fueron una intervención crucial en el plan más grande de Dios para Israel. Al esconder a Joás, preservó la línea de David, de la cual se profetizó que vendría el Mesías. Este acto de valentía y fidelidad demuestra cómo Dios a menudo trabaja a través de individuos para llevar a cabo Sus propósitos, incluso cuando las circunstancias parecen desesperadas. La valentía de Josabet aseguró que la promesa de un rey de la línea de David permaneciera intacta, mostrando que los planes de Dios no pueden ser frustrados por los esquemas humanos. Su historia anima a los creyentes a confiar en la soberanía de Dios y a actuar con valentía ante los desafíos, sabiendo que sus acciones pueden tener impactos significativos y duraderos.
Pero Josabet, hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo hurtó de entre los hijos del rey que mataban, y le puso a él y a su nodriza en un dormitorio; y así lo escondió de la presencia de Atalía, y no fue muerto.
2 Reyes 11:2
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