En esta narrativa, el profeta Eliseo da una instrucción aparentemente simple pero profunda a una viuda en necesidad desesperada. Se le dice que reúna la mayor cantidad de vasijas vacías posible y vierta su pequeña cantidad de aceite en ellas. Este mandato requiere que actúe con fe, confiando en que Dios proveerá más allá de su comprensión inmediata. El acto de cerrar la puerta significa un momento privado de fe, donde la viuda y sus hijos pueden concentrarse en la obra de Dios sin interferencias externas o dudas. Este milagro de multiplicar el aceite demuestra que Dios puede tomar lo poco que tenemos y convertirlo en abundancia cuando actuamos con fe y obediencia. Resalta el principio de que la provisión de Dios a menudo requiere nuestra participación activa y confianza. La obediencia de la viuda conduce a un resultado milagroso, enseñándonos que la fe, incluso en circunstancias aparentemente imposibles, puede llevar a la intervención y bendición divina. Esta historia anima a los creyentes a confiar en la capacidad de Dios para proveer y a dar pasos audaces de fe, incluso cuando el camino no está claro.
Y entra y cierra la puerta tras ti y tras tus hijos, y echa en todas aquellas vasijas el aceite; y pon en las que estuvieren llenas.
2 Reyes 4:4
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