Eliseo, un profeta conocido por sus milagros, se enfrenta a una situación en la que una olla de guiso ha sido accidentalmente envenenada, causando temor entre quienes debían comerlo. En respuesta a esta crisis, Eliseo instruye a la gente a añadir harina a la olla. Este acto, aunque aparentemente mundano, se convierte en un canal para la intervención divina. La harina, bajo la guía de Dios, neutraliza el veneno, haciendo que el guiso sea seguro para consumir. Esta narrativa subraya el tema de la provisión y protección divina. Ilustra que Dios no solo es consciente de nuestras necesidades físicas, sino que también es capaz de abordarlas de maneras milagrosas. La historia anima a los creyentes a confiar en la capacidad de Dios para transformar circunstancias difíciles en oportunidades para que Su gloria sea revelada. También sirve como recordatorio de que Dios a menudo trabaja a través de acciones simples y cotidianas para llevar a cabo Sus propósitos. Al confiar en la sabiduría de Dios y seguir Sus instrucciones, incluso cuando parecen ordinarias, podemos experimentar Su cuidado y provisión milagrosos.
Pero él dijo: Traedme harina. Y la trajeron. Y él echó la harina en la olla, y dijo: Servid al pueblo, y coman. Y no hubo más mal en la olla.
2 Reyes 4:41
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