Este versículo destaca una verdad profunda sobre la naturaleza de Dios y su relación con la humanidad. Reconoce que Dios puede expresar ira, pero esto no surge de la malicia ni del deseo de castigar por castigar. En cambio, es una forma de disciplina, destinada a corregir y guiar a su pueblo de regreso al camino correcto. Esta ira temporal refleja el profundo amor y compromiso de Dios hacia su pueblo, asegurando que crezcan en justicia y fe. Además, el versículo enfatiza la compasión de Dios, que es duradera e infalible. Después de un período de disciplina, Dios se apresura a mostrar misericordia y bondad, reafirmando su pacto con sus siervos. Esta dualidad de disciplina y compasión es central para comprender el carácter de Dios en la Biblia. Ofrece la seguridad de que, a pesar de nuestras fallas, el amor de Dios permanece firme, y su deseo último es acercarnos a Él. El versículo anima a los creyentes a confiar en el proceso de Dios, sabiendo que sus intenciones son siempre para nuestro bien y crecimiento espiritual.
¿Y tú, que has sido el autor de toda la creación, ¿no te has de compadecer de nosotros?
2 Macabeos 7:33
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