En este pasaje, el enfoque está en la certeza de la justicia divina. Se dirige a aquellos que han conspirado contra los hebreos, prometiendo que no escaparán al juicio de Dios. Esto refleja un tema central en muchos textos religiosos: la creencia de que Dios es justo y, en última instancia, responsabilizará a todos por sus acciones. Para los creyentes, esto es una fuente de consuelo y esperanza, especialmente en tiempos de persecución o cuando enfrentan injusticias. Les asegura que Dios es consciente de su sufrimiento y que aquellos que hacen el mal enfrentarán consecuencias. Esto fomenta la paciencia y la fe en el tiempo de Dios, recordando a los creyentes que, aunque la justicia humana puede fallar, la justicia divina es cierta e infalible. Este mensaje es universal, resonando con la creencia en un universo justo y moral gobernado por un Dios recto. Llama a confiar en el plan de Dios y sirve como un recordatorio para vivir rectamente, sabiendo que Dios ve todo y actuará con justicia a su debido tiempo.
Porque nosotros, en lugar de los que han muerto, hemos de resucitar; y ellos, en lugar de los que han muerto, han de vivir.
2 Macabeos 7:36
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