Tras una batalla exitosa, las fuerzas judías, lideradas por Judas Macabeo, tomaron medidas estratégicas para asegurar su victoria. Recogieron las armas y los despojos del enemigo, recursos valiosos que almacenaron en lugares estratégicos. Esta acción demuestra un agudo sentido de previsión y planificación, asegurando que estos recursos pudieran ser utilizados para fortalecer sus defensas en futuros conflictos. Al llevar el resto de los despojos a Jerusalén, no solo reafirmaron su compromiso con su fe y comunidad, sino que también garantizaron que la riqueza y los recursos se usaran para el bien colectivo. Esto refleja un profundo sentido de responsabilidad y administración, enfatizando la importancia de no solo ganar batallas, sino también de prepararse para el futuro y apoyar a la comunidad. El acto de almacenar y distribuir los despojos de manera sabia resalta el equilibrio entre el éxito inmediato y la sostenibilidad a largo plazo, un principio que resuena con los valores de sabiduría, prudencia y apoyo comunitario en muchas enseñanzas cristianas.
Y los que quedaban de los de Timoteo, que habían escapado, se juntaron con los que estaban en la ciudad, y se hicieron fuertes en la fortaleza.
2 Macabeos 8:25
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