El versículo describe un momento de preparación y fe mientras un líder alista a sus hombres para la batalla contra un enemigo formidable. Al invocar al Señor, reconoce la necesidad de intervención divina, entendiendo que la fuerza humana por sí sola puede no ser suficiente para superar los desafíos que se avecinan. Este acto de fe sirve como un poderoso recordatorio de la importancia de la oración y la dependencia de Dios en situaciones difíciles. Enseña que, aunque debemos prepararnos y actuar con diligencia, también debemos buscar la guía y el apoyo de Dios, confiando en que Él proporcionará la fuerza y la sabiduría necesarias para enfrentar nuestras batallas. La historia subraya la creencia de que Dios es una ayuda siempre presente en tiempos de dificultad, y que la fe puede empoderarnos y darnos valor para enfrentar incluso los desafíos más abrumadores. Este mensaje es universal, animando a todos los creyentes a integrar su fe en sus luchas diarias, sabiendo que no están solos en sus esfuerzos.
Y cuando llegó a la ciudad de los macabeos, hizo una gran matanza de los enemigos, y tomó la ciudad.
2 Macabeos 8:6
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