El tercer capítulo de 2 Pedro aborda la esperanza del regreso de Cristo y la necesidad de vivir en santidad mientras se espera su venida. Pedro comienza recordando a los creyentes que no deben dejarse engañar por los que cuestionan la promesa del regreso del Señor, argumentando que la paciencia de Dios es una oportunidad para el arrepentimiento. A través de este capítulo, se enfatiza que el día del Señor vendrá como un ladrón en la noche, trayendo juicio sobre la tierra y la purificación del universo. Pedro anima a los creyentes a vivir vidas santas y piadosas, anticipando la nueva creación que Dios promete. Este capítulo culmina con un llamado a la perseverancia en la fe y a la búsqueda de la paz, recordando que el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo es la clave para crecer en gracia y en entendimiento. La urgencia de estar preparados y vivir en conformidad con la voluntad de Dios resuena poderosamente en este mensaje.
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