El capítulo 10 de 2 Samuel comienza con un intento de David de establecer relaciones amistosas con Hanún, el nuevo rey de los amonitas, tras la muerte de su padre. Sin embargo, los consejeros de Hanún malinterpretan las intenciones de David, lo que lleva a un acto de humillación hacia los mensajeros del rey. Este desafío provoca la ira de David, quien se prepara para la guerra. La batalla que sigue muestra la habilidad militar de David y la intervención divina en favor de Israel. A pesar de las dificultades, David demuestra su liderazgo y su compromiso con la justicia. Este capítulo ilustra las complejidades de las relaciones internacionales y cómo las decisiones malinterpretadas pueden llevar a conflictos mayores.
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