Absalón, el hijo del rey David, se acerca a su padre con una solicitud que parece devota y sincera. Pide ir a Hebrón para cumplir un voto que dice haber hecho al Señor. A primera vista, esto parece un acto genuino de devoción religiosa, ya que hacer y cumplir votos era una práctica común en la antigua Israel. Sin embargo, la petición de Absalón es parte de un plan astuto para construir su propia base de poder. Hebrón, una ciudad significativa en Judá, es elegida estratégicamente como el lugar donde Absalón pretende declararse rey. Al invocar un voto religioso, Absalón oculta sus verdaderas intenciones, dificultando que David rechace su solicitud sin parecer que se opone a un deber religioso. Este momento es crucial en la narrativa, ya que sienta las bases para la rebelión de Absalón contra David. Subraya los temas de ambición y traición, mostrando cómo los deseos personales pueden llevar a conflictos y divisiones, incluso dentro de una familia. El versículo invita a reflexionar sobre la importancia de la integridad y las posibles consecuencias de acciones engañosas.
Y al cabo de cuatro años, Absalón dijo al rey: Yo te ruego que me dejes ir a Hebrón, y cumpliré allí el voto que he prometido a Jehová.
2 Samuel 15:7
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