El reinado de David en Hebrón sobre la tribu de Judá duró siete años y seis meses, un periodo significativo que marcó la fase inicial de su reinado. Este tiempo fue crucial para David, ya que consolidó su liderazgo, enfocándose en la tribu de Judá, que siempre le había sido leal. Hebrón, una ciudad de gran importancia histórica y espiritual, sirvió como la capital inicial donde David pudo establecer su gobierno y ganar el apoyo necesario para futuros esfuerzos.
Durante estos años, David demostró paciencia y astucia estratégica, esperando el momento adecuado para unir todas las tribus de Israel bajo su liderazgo. Este periodo no se trató solo de gobernar una sola tribu, sino de sentar las bases para un reino unido. El tiempo de David en Hebrón se caracterizó por la construcción de alianzas, el fortalecimiento de su ejército y la garantía de la lealtad de su pueblo. Fue un tiempo de preparación y crecimiento, donde se afinaron las cualidades de liderazgo de David, preparando el escenario para su eventual reinado sobre todo Israel. Esto resalta la importancia de la paciencia, la preparación y la planificación estratégica en el liderazgo.