En el contexto histórico del antiguo Israel, las concubinas eran mujeres que mantenían una relación reconocida con un hombre, pero no tenían el estatus completo de una esposa. Rizpa, hija de Aiah, era una de estas concubinas de Saúl, el primer rey de Israel. Tras la muerte de Saúl, su hijo Isboset se convirtió en rey de parte de Israel, mientras que David gobernaba sobre la otra parte. La acusación de Isboset contra Abner, el comandante del ejército de Saúl, por haber estado con Rizpa no se trataba solo de relaciones personales; tenía importantes implicaciones políticas.
En la cultura de la época, tomar la concubina de un rey podía interpretarse como una reclamación al trono o a la autoridad del rey. Al acusar a Abner de este acto, Isboset sugería que Abner estaba intentando usurpar poder o afirmar su dominio sobre el legado de Saúl. Este incidente refleja la naturaleza frágil y a menudo volátil de las alianzas políticas y las dinámicas de poder en el temprano reino de Israel. Subraya cómo las acciones personales eran a menudo escrutadas por sus posibles ramificaciones políticas, revelando la intrincada red de lealtad, ambición y autoridad que caracterizaba el período.