El capítulo 6 de 2 Samuel es un momento de gran celebración y adoración, ya que David decide traer el arca de la alianza a Jerusalén. Este evento no solo simboliza la presencia de Dios entre su pueblo, sino que también representa un acto de unidad y devoción. A medida que el arca avanza hacia la ciudad, David danza con fervor, mostrando su alegría y su amor por el Señor. Sin embargo, su esposa Mical lo desprecia por su comportamiento, lo que resalta las tensiones entre lo sagrado y lo secular. David responde con humildad, afirmando que su adoración es para Dios y no para los hombres. Este capítulo destaca la importancia de la adoración auténtica y la alegría en la presencia de Dios, así como la necesidad de priorizar la devoción a Dios sobre las expectativas sociales.
2 Samuel capítulo 6
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