Este pasaje resalta el poder supremo y la justicia de Dios, mostrando que incluso los más fuertes y seguros, como los gigantes, no están fuera de Su alcance. A lo largo de la historia, Dios ha actuado con firmeza contra aquellos que han cometido injusticias, demostrando que ninguna cantidad de fuerza física o audacia puede proteger a alguien de la justicia divina. Esto nos recuerda poderosamente la importancia de vivir con humildad y rectitud. Los creyentes son alentados a confiar en la justicia de Dios, sabiendo que Su autoridad no tiene igual y que Sus acciones siempre son justas. La referencia a un 'inundación sin límites' subraya la naturaleza abrumadora del poder de Dios, capaz de arrasar cualquier forma de injusticia. Nos invita a reflexionar sobre la necesidad de alinear nuestras acciones con la voluntad de Dios, fomentando una vida que busque la justicia, la misericordia y la humildad ante Él. Este mensaje resuena a través del tiempo, recordándonos que la verdadera fuerza radica en la fidelidad a Dios y a Sus mandamientos, más que en la fuerza física o la bravura humana.
Y cuando el rey vio que no había nada en la carta que le diera motivo para que se le diera muerte, se llenó de alegría y se levantó de su trono.
3 Macabeos 2:19
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