La resurrección de Jesús es un evento crucial en el cristianismo, representando el triunfo sobre la muerte y la promesa de vida eterna. Este versículo enfatiza que Jesús, al ser levantado de entre los muertos, nunca experimentará corrupción, a diferencia de los seres mortales. Esto es un cumplimiento de la promesa de Dios a David, reflejando la naturaleza eterna e inquebrantable del pacto de Dios. Las 'santas y fieles promesas' se refieren a las promesas hechas a David, que se realizan en última instancia en Jesucristo. Esta certeza no solo es para Jesús, sino que se extiende a todos los creyentes, ofreciendo esperanza y confianza en la promesa de vida eterna. El versículo asegura a los cristianos sobre la fiabilidad y fidelidad de la palabra de Dios, ya que las profecías se cumplen a través de Jesús. Anima a los creyentes a mantenerse firmes en su fe, sabiendo que las promesas de Dios son dignas de confianza y eternas. La resurrección es un testimonio del poder de Dios y la garantía de que aquellos que creen en Cristo también compartirán en esta victoria sobre la muerte.
Y en cuanto a que le levantó de los muertos, nunca más para volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las santas y fieles promesas de David.
Hechos 13:34
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