Pedro subraya la necesidad de un cambio de corazón y mente a través del arrepentimiento. El bautismo en el nombre de Jesucristo no es solo un rito simbólico, sino un acto de fe que marca el inicio de una nueva vida en Cristo. Este proceso de transformación personal es esencial para recibir el perdón de los pecados. Además, el don del Espíritu Santo es una promesa divina que ofrece guía, consuelo y poder espiritual para enfrentar los desafíos de la vida. El Espíritu Santo también ayuda al creyente a entender y aplicar las enseñanzas de Jesús en su vida diaria, fortaleciendo su relación con Dios y con los demás.
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Hechos 2:38
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