En la iglesia primitiva, Esteban era conocido por su fuerte fe y por estar lleno del Espíritu Santo. Al participar en discusiones y debates, sus oponentes se encontraron incapaces de contrarrestar sus argumentos. La sabiduría que mostraba no era solo suya, sino que le fue otorgada por el Espíritu Santo, lo que demuestra el poder transformador de la guía divina. Este momento refleja el tema más amplio del papel del Espíritu Santo en empoderar a los creyentes para hablar la verdad con convicción y claridad.
La experiencia de Esteban sirve como un aliento para los cristianos de hoy, recordándoles que al confiar en el Espíritu Santo, pueden enfrentar desafíos con confianza y una sabiduría que supera la comprensión humana. También ilustra la importancia de estar abiertos a la dirección del Espíritu en todos los aspectos de la vida, confiando en que Dios equipa a sus seguidores con las herramientas necesarias para cumplir su llamado. Este pasaje asegura a los creyentes que no están solos en sus esfuerzos espirituales, ya que el Espíritu siempre está presente para proporcionar sabiduría y fortaleza.