Amós, un profeta, recibe una visión de Dios que representa un juicio severo a través del fuego. Esta visión es simbólica, utilizando el fuego para representar un juicio poderoso y consumidor. La imagen del fuego que seca las profundidades del mar y devora la tierra subraya la naturaleza integral del juicio divino. Refleja la seriedad con la que Dios ve la injusticia y la desobediencia. La visión sirve como una advertencia contundente para el pueblo de Israel sobre las consecuencias de sus acciones y su necesidad de arrepentimiento. Sin embargo, dentro de esta advertencia se encuentra un llamado implícito a regresar a Dios, a buscar Su misericordia y a realinearse con Su camino justo. Tales visiones no son meramente sobre la condena inminente, sino que también son invitaciones al cambio y a abrazar el amor y el perdón de Dios. Recuerdan a los creyentes la importancia de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, destacando tanto Su justicia como Su disposición a perdonar a quienes se vuelven hacia Él.
Así me mostró el Señor Jehová: he aquí que llamaba a juicio con fuego, y consumía la profundidad del mar, y devoraba parte de la tierra.
Amós 7:4
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