Este versículo refleja la promesa perdurable de Dios hacia su pueblo, enfatizando su fidelidad y compromiso con el pacto hecho con Abraham, Isaac y Jacob. A pesar de los desafíos y las consecuencias enfrentadas debido a su desobediencia, Dios les asegura un regreso a la tierra prometida. Esta promesa no solo se trata de una restauración física, sino también de una renovación y crecimiento espiritual. El aumento en número simboliza un futuro lleno de esperanza y prosperidad, contrastando con su estado actual de exilio y pérdida.
La garantía de no ser disminuidos resalta la intención de Dios de que su pueblo prospere y florezca. Subraya la idea de que los planes de Dios no se ven frustrados por las fallas humanas. En cambio, su misericordia y gracia proporcionan un camino para la redención y la restauración. Este mensaje es un poderoso recordatorio de la naturaleza inmutable de Dios y su deseo de ver a su pueblo vivir en abundancia y paz. Anima a los creyentes a confiar en las promesas de Dios, sabiendo que Él es fiel para cumplirlas, sin importar las circunstancias presentes.