Al enfrentar tiempos difíciles, es natural sentirse abrumado o olvidado. Este versículo ofrece un mensaje de esperanza y aliento, instando a los creyentes a tener valor y acercarse a Dios en oración. Reconoce que Dios es quien permite que ciertos desafíos lleguen a nuestras vidas, pero también nos asegura que no nos abandona en nuestras pruebas. En cambio, Dios nos recuerda y está atento a nuestros gritos de ayuda. Esta certeza puede ser una fuente de fortaleza, recordándonos que no estamos solos en nuestras luchas. Al mantener nuestra fe y seguir buscando la presencia de Dios, podemos encontrar el valor para soportar y superar la adversidad. El versículo destaca la importancia de una relación con Dios, donde podemos expresar nuestras preocupaciones más profundas y confiar en Su plan divino. Anima a los creyentes a permanecer firmes en su fe, sabiendo que Dios es compasivo y, en última instancia, traerá restauración y paz.
21 No temas, oh Sion; tu ayuda vendrá de lejos, y tu redención de la mano del Santo.
Baruc 4:21
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