En este pasaje, un mensajero divino habla a Daniel, ofreciendo una visión sobre el futuro de su pueblo, los israelitas. El propósito del mensajero es proporcionar entendimiento sobre eventos que están destinados a ocurrir, subrayando la naturaleza profética de la visión que Daniel ha recibido. Este encuentro ilustra el papel de la profecía en la narrativa bíblica, sirviendo como un medio a través del cual Dios revela sus planes y propósitos a su pueblo.
El mensaje es uno de seguridad, enfatizando que Dios está activamente involucrado en el desarrollo de la historia y que se comunica con su pueblo para prepararlos para lo que está por venir. Asegura a los creyentes que, a pesar de las incertidumbres y desafíos que puedan enfrentar, el plan soberano de Dios está en marcha y se cumplirá en su perfecto tiempo. Este pasaje anima a tener fe y confianza en el control absoluto de Dios sobre el futuro, ofreciendo esperanza y confianza de que sus propósitos se llevarán a cabo.