La visión de Daniel presenta una figura misteriosa vestida de lino, que simboliza pureza y autoridad divina, de pie sobre las aguas, que a menudo representan el caos o lo desconocido. Esta figura levanta ambas manos hacia el cielo, un gesto de solemnidad y verdad, y jura por el Dios eterno. La frase "un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo" es enigmática, y se entiende a menudo como un periodo de tres años y medio, simbolizando un tiempo limitado pero intenso de prueba. Este periodo es significativo en la profecía bíblica, representando un tiempo de tribulación para el pueblo de Dios.
La ruptura del poder del pueblo santo indica una severa prueba o persecución, pero no es sin propósito. Sugiere que a través de este proceso, el plan final de Dios se realizará. Esta visión asegura a los creyentes que, incluso en medio de las pruebas, Dios sigue en control y Sus propósitos prevalecerán. La culminación de estos eventos significa el cumplimiento de la profecía divina, animando a los creyentes a mantenerse firmes en su fe, confiando en la soberanía de Dios y el eventual triunfo de Su reino.