En este momento, Daniel está siendo acusado por sus adversarios de desafiar el decreto del rey, que prohibía la oración a cualquier persona que no fuera el rey mismo. Daniel, un devoto seguidor de Dios, continúa su práctica de orar tres veces al día, mostrando su lealtad a Dios por encima de todas las autoridades terrenales. Este acto de desafío no es uno de rebelión, sino de profunda fe y compromiso con sus creencias espirituales. El ejemplo de Daniel sirve como inspiración para que los creyentes prioricen su relación con Dios, incluso cuando las presiones externas desafían su fe. Su historia es un testimonio del poder de la oración y del coraje necesario para permanecer fiel en circunstancias difíciles. La narrativa también destaca la tensión entre la autoridad terrenal y la obediencia divina, animando a los creyentes a navegar por tales desafíos con sabiduría e integridad. La fidelidad de Daniel, en última instancia, conduce a una demostración del poder y la protección de Dios, reforzando el mensaje de que Dios honra a quienes lo honran.
Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no hace caso de ti, oh rey, ni de la orden que has firmado, sino que tres veces al día hace su oración.
Daniel 6:13
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