En este momento crucial, Esther se comunica con Mardoqueo, su primo y guardián, mientras enfrentan una amenaza grave para el pueblo judío. Su respuesta marca un punto de inflexión en la narrativa, donde Esther pasa de una posición de duda a una de acción decisiva. El contexto es fundamental: Amán, un alto funcionario, ha tramado la destrucción de los judíos, y Mardoqueo ha instado a Esther a intervenir ante el rey. La respuesta de Esther es un preludio a su valiente decisión de arriesgar su vida al acercarse al rey sin ser llamada, lo cual era ilegal y podría resultar en su muerte.
Este intercambio entre Esther y Mardoqueo es un testimonio del poder de la fe y la importancia de tomar una posición frente a la injusticia. La disposición de Esther a actuar, a pesar del peligro personal, ilustra la fuerza que se puede encontrar en la fe y el apoyo comunitario. También destaca el tema de la providencia divina, ya que la posición de Esther como reina la coloca en una posición única para influir en el rey y salvar a su pueblo. Su historia anima a los creyentes a confiar en el plan de Dios y a actuar con valentía y convicción cuando se les llama a tomar decisiones difíciles.