En este pasaje, Dios ha elegido a Bezalel y Oholiab para liderar la construcción del Tabernáculo, un espacio sagrado para la adoración. No solo son artesanos hábiles, sino también maestros dotados. Este doble don subraya el valor del mentorazgo y la transmisión de conocimientos. Al enseñar a otros, Bezalel y Oholiab aseguran que las habilidades y la artesanía necesarias para el Tabernáculo no se limiten a unos pocos individuos, sino que se difundan por toda la comunidad. Este acto de enseñanza es una forma de servicio y liderazgo, ya que empodera a otros y construye un sentido de comunidad y cooperación. También refleja el principio bíblico más amplio de que los dones y talentos están destinados a ser compartidos, contribuyendo al bien común y glorificando a Dios a través del esfuerzo comunitario. La capacidad de enseñar se ve como un don divino, enfatizando que el conocimiento y las habilidades deben ser utilizados para el beneficio de todos, fomentando una cultura de aprendizaje y crecimiento.
Y dio a Bezalel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, sabiduría, inteligencia y conocimiento en toda obra de arte;
Éxodo 35:34
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