En la construcción del Tabernáculo, este versículo destaca el uso de cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí, adornadas con querubines, lo que refleja la riqueza de los materiales y la habilidad artística de los artesanos. Estas instrucciones detalladas son parte de un conjunto más amplio que los israelitas recibieron para edificar un lugar donde Dios pudiera habitar entre ellos. La precisión en estas instrucciones resalta la importancia de crear un espacio sagrado que refleje la santidad y el orden divinos. El uso de colores vibrantes y la inclusión de querubines simbolizan la belleza y la majestuosidad de la presencia de Dios. El Tabernáculo no solo era un lugar físico de adoración, sino también un recordatorio tangible de la cercanía de Dios con su pueblo, guiándolos a través del desierto. Para los creyentes de hoy, esta atención al detalle y la elección de materiales valiosos pueden inspirar una apreciación más profunda por los espacios sagrados en sus propias vidas, alentándolos a acercarse a la adoración con reverencia y dedicación, reconociendo la presencia divina en medio de ellos.
Y la obra del tabernáculo fue hecha de diez cortinas de lino torcido, y de azul, y de púrpura, y de carmesí; con querubines de obra de artista las hicieron.
Éxodo 36:30
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