En la construcción del tabernáculo, la cortina para la entrada fue realizada con un exquisito nivel de artesanía. El uso de hilos de azul, púrpura y carmesí, junto con lino torcido, indica el alto valor y la significación de los materiales elegidos. Estos colores no solo son visualmente impactantes, sino que también poseen significados simbólicos profundos. El azul representa a menudo la divinidad o el cielo, el púrpura se asocia con la realeza y la majestad, y el carmesí puede simbolizar el sacrificio y la expiación. El trabajo de un bordador sugiere que esta no era solo una pieza funcional, sino una obra de arte, destinada a inspirar asombro y reverencia.
La cortina servía como un umbral hacia el espacio sagrado del tabernáculo, un lugar donde los israelitas creían que la presencia de Dios habitaba. Era un recordatorio de la santidad de Dios y de la separación entre lo divino y lo ordinario. Esta cuidadosa atención al detalle en el diseño del tabernáculo subraya la importancia de acercarse a Dios con respeto y reverencia. También refleja la idea de que la belleza y la artesanía pueden ser expresiones de adoración, enriqueciendo la experiencia espiritual de aquellos que entran.