En este versículo, Dios se dirige a la creencia de los israelitas de que su tierra está maldita, devorando a su gente y causando sufrimiento. Esta percepción surge de las dificultades que han enfrentado, incluyendo el exilio y la destrucción. La afirmación refleja un profundo sentido de desesperación y pérdida entre el pueblo, que siente que su tierra está en su contra. Sin embargo, este mensaje es parte de una narrativa más amplia en la que Dios, a través del profeta Ezequiel, promete cambiar esta situación. La tierra, antes vista como una fuente de muerte y desolación, será transformada en un lugar de vida y prosperidad. Dios se está preparando para restaurar la tierra y a su pueblo, convirtiendo su llanto en alegría. Este mensaje es un poderoso recordatorio de la capacidad de Dios para traer esperanza y renovación, incluso cuando las circunstancias parecen desesperadas. Invita a los creyentes a confiar en las promesas de Dios y a esperar su restauración y bendiciones.
Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto os han dicho: ¡Tierra seca! ¡A ti te devorará la nación!
Ezequiel 36:13
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