Ezequiel ofrece instrucciones detalladas sobre las ofrendas en la adoración, reflejando la naturaleza estructurada pero personal de la devoción. La ofrenda de grano que acompaña al carnero se establece en un efa, una medida estándar, asegurando consistencia en la adoración comunitaria. Sin embargo, en el caso de los corderos, la cantidad de la ofrenda de grano queda a discreción del adorador, permitiendo una expresión personal y un dar voluntario. Esta flexibilidad subraya la importancia del compromiso individual y la sinceridad en las ofrendas. La inclusión de un hin de aceite por cada efa de grano significa aún más la riqueza y la plenitud de la ofrenda, ya que el aceite era un bien valioso. A través de estas instrucciones, el pasaje enfatiza el equilibrio entre las pautas comunitarias y la devoción personal en la adoración, animando a los creyentes a acercarse a Dios con reverencia y generosidad sincera. Esto refleja un principio universal de adoración que trasciende el tiempo, invitando a los creyentes a participar en actos de dar que sean tanto estructurados como sinceros.
Y el sacrificio que ofrezca el príncipe será de la misma manera; y el día que ofrezca un holocausto, ofrecerá también un presente de un efa por cada becerro, y un efa por cada carnero, y un presente por cada cordero, y un hin de aceite por cada efa.
Ezequiel 46:5
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