El mensaje profético de Ezequiel es una advertencia contundente para el pueblo de Israel sobre el juicio inminente debido a su desobediencia e idolatría. El 'fin' mencionado significa las consecuencias inevitables de sus acciones, ya que se han desviado de los mandamientos de Dios. La frase 'el tiempo ha llegado, el día está cerca' subraya la urgencia y la inmediatez de la situación, indicando que el período de gracia y paciencia está llegando a su fin, y el tiempo de la justicia divina está a la vista.
La referencia a 'pánico, no alegría, en las montañas' pinta un cuadro vívido del miedo y el caos que acompañan a este juicio. Las montañas, a menudo vistas como lugares de refugio y fortaleza, ahora se representan como escenas de angustia, simbolizando la naturaleza omnipresente de la calamidad que se avecina. Esto sirve como un poderoso llamado al arrepentimiento, instando al pueblo a regresar a Dios y buscar Su misericordia. También recuerda a los creyentes de hoy la importancia de vivir con fidelidad, ser espiritualmente vigilantes y comprender que nuestras acciones tienen consecuencias. Este pasaje fomenta la introspección y el regreso a una vida que honra a Dios, enfatizando la necesidad de estar espiritualmente preparados y alineados con la voluntad divina.