Ezequiel describe un momento crucial en su ministerio profético. Mientras estaba sentado en su casa con los ancianos de Judá, experimentó la poderosa presencia del Señor Soberano. Este encuentro señala el inicio de una serie de visiones que Dios le revelaría. La precisión del tiempo, marcado por el sexto año, sexto mes y quinto día, subraya la importancia de este evento en la cronología profética. La presencia de los ancianos indica un entorno de discernimiento comunitario, donde las visiones de Ezequiel serían compartidas e interpretadas dentro de la comunidad de líderes. Esto resalta el papel del liderazgo espiritual y la necesidad de estar abiertos a la guía divina. También refleja el tema más amplio de la comunicación de Dios con Su pueblo a través de individuos elegidos, recordándonos la importancia de estar atentos a la voz de Dios y a las maneras en que El elige revelar Sus planes. Tales momentos de encuentro divino animan a los creyentes a buscar la presencia de Dios en sus vidas, especialmente en tiempos de toma de decisiones y liderazgo.
Aconteció en el año sexto, en el mes quinto, a los cinco días del mes, que yo estaba sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí; y allí descendió sobre mí la mano del Señor Jehová.
Ezequiel 8:1
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