La carta a los Gálatas comienza con una defensa apasionada del apóstol Pablo sobre su autoridad y el mensaje que predica. Al enterarse de que los creyentes en Galacia están siendo influenciados por falsos maestros que distorsionan el evangelio de Cristo, Pablo expresa su asombro y preocupación. En este primer capítulo, enfatiza que su apostolado no proviene de hombres, sino de Jesucristo mismo, quien lo llamó y lo reveló. Pablo recuerda su propia transformación de perseguidor de la iglesia a apóstol, subrayando la gracia de Dios que lo eligió. Este capítulo establece el tono para el resto de la carta, donde Pablo abordará la importancia de la verdad del evangelio y la libertad que se encuentra en Cristo, contrastando la gracia con la ley y la tradición judía que algunos querían imponer a los gentiles.
Gálatas capítulo 1
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